Me llamo Luis y soy anfitrión de Home Sharing (compartir mi hogar) en Poblenou, Barcelona. Luchamos porque sea ya hora de tener una normativa en toda regla, como corresponde a una ciudad primermundista, moderna y cosmopolita, como es la ciudad donde vivimos (y a toda Catalunya por extensión). Mi experiencia es, además de hermosa, colaborativa in extremis con mi propia economía, al estar en paro, tener personas dependientes de mí y de no ser por esta posibilidad, posiblemente, hubiéramos perdido el piso en hipoteca y estuviéramos pidiendo ayuda a los servicios sociales. Pago mis impuestos y si no colaboro más con la economía del país, es porque no existe una normativa por parte del Govern de la Generalitat de Catalunya. Bien es sabido que quienes hacemos un Home Sharing eficiente, datos, categorías y comentarios que son públicos en las plataformas online donde nos promovemos, en su gran mayoría somos personas necesitadas de una ayuda extra en nuestras economías, que mayoritariamente se nutre de personas en paro y con cierta edad, personas con ciertas minusvalías que les impide acceder al trabajo que merecerían, personas con muy bajos ingresos y necesidad de cubrir estudios a sus hijos y un sinfín más de causas que en definitivas nos hacen mirar a nuestro alrededor y analizar con qué contamos y qué armas poseemos para dedicar esa habitación (o habitaciones) de nuestra casa a dicha tarea. Por tanto nos volcamos completamente en dar un servicio de calidad, a personas que sentadas en sus casas y en sus países, dedican un tiempo a leer esas referencias que nos hemos ido ganando con el tiempo y finalmente deciden que desean venir justo a nuestra casa, a compartir esos días con nosotros y sentirse arropados en todo momento. Unos meses podemos tener 2 visitantes solamente (que fue mi caso este enero de 2017) y otros meses podemos tener más días llenos, pero en todos los casos, tener esas entradas extras es mejor que no tener ninguna.
Mi experiencia personal es recibir ciudadanos del mundo entero y no me quedo corto. Españoles han venido contados con los dedos de una mano, al punto que tuve que cambiar el encabezamiento y descripción de la plaza de alojamiento que ofrezco en todas las plataformas, al inglés. En el 99% de los casos, ese es el idioma a usar y el mayoritariamente común a todos los habitantes de nuestro planeta. Así que mi castellano, catalán, ruso e italiano se ven relegados a casi la nada.
Ha sido enriquecedor compartir días con culturas tan distintas a la nuestra y saber que entre todas las opciones de alojamiento, ellos han decidido precisamente quedarse con nosotros, disfrutar de cada detalle de la rutina doméstica, d
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