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Afortunadamente soy socia de Veïns i Anfitrions y me enorgullece formar parte de una asociación solidaria que trabaja para defender los derechos de los anfitriones de Barcelona, respetando la ciudad y valorizando su cultura.
Comencé a compartir mi casa (el dormitorio que era de mis hijos) cuando me separé y no me alcanzaba el dinero para pagar la hipoteca.
En 2006 mi ex marido y yo, los dos arquitectos, teníamos excelentes trabajos y una entrada de dinero considerable. Hicimos cuentas y pagar las cuotas de una hipoteca nos salía lo mismo que pagar el alquiler del piso donde vivíamos (un alquiler medio, no vivíamos a lo grande). La promotora donde él trabajaba nos dio facilidades y compramos un piso en el Born. Lo reformamos y mejoramos, le agregamos un baño, se puso un ascensor y al poco tiempo llegó la crisis. Los dos nos quedamos sin trabajo. Seguimos pagando la hipoteca y, por suerte (¡!) conseguimos trabajos precarios, de sueldos inferiores, así pudimos seguir adelante.
En 2013 me separé, mi ex marido se fue de España ante la difícil situación económica (tiene 67 años y fue imposible que encontrase trabajo) y tuve que asumir el gasto de la hipoteca sola. Hablé con el banco (Sabadell) para renegociar la deuda ante la nueva situación, pero los Bancos no entienden de situaciones personales.
Cada vez que aparecía en las noticias algún desahucio cambiaba de canal angustiada, sentía que la situación estaba muy cerca de la mía y era intolerable pensarme en ella.
Hasta que alguien me habló de la posibilidad de compartir mi casa y comencé, a través de Airbnb, a compartir la habitación que era de mis hijos. Me alegré de poder hacerlo porque, a pesar de duplicar mi trabajo, sin él no podría llegar a fin de mes. Por mi actual empleo salgo de casa a las 7:00 y vuelvo a las 19:30, compartiendo mi casa además tengo que hacer la cama, limpiar el baño, preparar el desayuno, lavar y tender la ropa de cama, etc. cada vez que llega o se va un huésped.
En mi edificio hay dos pisos de alquiler turístico y en el barrio (justo frente a mi casa) hay un edificio entero que funcionan como mi casa pero sin licencia turística, es decir que yo hago la declaración de la renta cada año, limpio, recibo a los huéspedes, etc. y no saco ningún beneficio extra de este ingreso, salvo poder pagar una parte de mis gastos.
Des 2016 tuve ya tres (3) inspecciones del Ayuntamiento: un inspector, un agente civil y tres (3) guardias civiles: policía en mi casa a las 8 de la mañana que confirmaron que el mío no era un piso turístico. Considero la situación entre la especulación inmobiliaria y la nuestra, particulares que intentamos con todo el
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